DIÁSPORA, patrimonio cultural e identitario de Extremadura en el exilio.


DIÁSPORA, patrimonio cultural e identitario de Extremadura en el <i>exilio</i>.
DIÁSPORA, patrimonio cultural e identitario de Extremadura en el exilio.
DIÁSPORA, patrimonio cultural e identitario de Extremadura en el exilio.
DIÁSPORA, patrimonio cultural e identitario de Extremadura en el exilio.
DIÁSPORA, patrimonio cultural e identitario de Extremadura en el exilio.

INVESTIGADORA PRINCIPAL: Trinidad Tortosa Rocamora (Instituto de Arqueología, Mérida).


INVESTIGADORES: Ángel M. Felicísimo  Pérez (Centro Universitario de Mérida, UEX), Mª. Eugenia Polo García (Centro Universitario de Mérida, UEX), Guadalupe Durán Domínguez (Centro Universitario de Mérida, UEX), Carlos J. Morán Sánchez (Instituto de Arqueología, Mérida), Mª de los Reyes de Soto García (Instituto de Arqueología, Mérida).

El patrimonio arqueológico representa sin ninguna duda uno de los elementos más importantes para evidenciar el grado de identidad que el pasado y su memoria representan para una comunidad. En este sentido, nuestro proyecto pretende incorporar un conocimiento amplio y más exhaustivo del patrimonio arqueológico extremeño que se encuentra fuera de sus límites territoriales. El exilio de estos materiales, que apuntamos en el título del proyecto y que para nosotros está exento de connotaciones políticas, intenta evidenciar los caminos de salida que ese patrimonio, por diversas circunstancias de tipo institucional, administrativo, legislativo, etc., tuvo que recorrer hacia otras instituciones donde hoy se encuentran; circunstancias que pretendemos analizar a lo largo de este proyecto. Acontecimientos como la creación del Museo Arqueológico Nacional, por RD de Isabel II el 20 de marzo de 1867, con la llegada de piezas de las diferentes provincias españolas o la falta de una legislación adecuada hasta la Ley de Excavaciones Arqueológicas del 7 de julio de 1911, que permitió la salida del país de piezas arqueológicas –recordemos entre otros el viaje hacia el Museo del Louvre de la escultura ibérica la ‘Dama de Elche’ (Olmos, Tortosa, -eds.- 1997) y su regreso a Madrid en 1941 gracias a un convenio político entre el mariscal Pétain y el general Franco; éste sí con evidentes matices políticos-, forman parte de esa historia que pretendemos contar.

Precisamente, en el conjunto de materiales que ofreceremos –cuya presentación en modelos 3D se convierte en una de las apuestas principales del proyecto (Felicisimo, Durán, Polo 2014; Felicisimo, Polo, Peris 2013), haremos mención no sólo a su historia integrada en el contexto temporal para el que fueron creados sino que también nos interesará esa otra historia que los objetos han ido adquiriendo con el paso del tiempo hasta la historia reciente, una aproximada biografía del objeto en el que atenderemos a cómo, por qué y cuándo llegaron esos materiales arqueológicos a la institución que hoy les acoge. Un caso, tal vez, de los más paradigmáticos que hallamos en el territorio extremeño sea el del conocido como Disco de Teodosio (Almendralejo, Badajoz) y su ajetreada historia (Tortosa,Mora 1996).

En este diálogo que proponemos entre ‘Patrimonio Arqueológico’ e ‘Identidad’ nos parece que no sólo es interesante analizar esos objetos materiales sino que también nos ayudará a dilucidar ese grado de identidad con su pasado el análisis de algunos ejemplos concretos de cómo esta Comunidad Autónoma se ha mostrado y se ha percibido en foros internacionales. En este sentido, nuestra apuesta propone el estudio de dos exposiciones internacionales: la Exposición Ibero-americana organizada en Sevilla en 1929 donde Extremadura desempeñó un papel importante con su presencia y la ‘Mostra Internazionale di Archeologia’ celebrada en Roma en 1911, cuyo estudio se encuentra en fase de realización (Tortosa 2015; Tortosa et alii, en prep. 2018); un análisis que está desvelando la importancia que, por ejemplo, adquirió la escultura emeritense en ese segundo evento. Estos dos escenarios tan diferentes (Roma/Sevilla) nos mostrarán, además, quiénes son los protagonistas que ayudan a que esa visibilidad sea posible. Podemos recordar en este aspecto concreto cómo la presencia de José Ramón Mélida en las excavaciones del teatro romano de Mérida desde 1910 (Morán 2018), junto al imprescindible erudito emeritense Maximiliano Macías, estimulará la importante presencia que la arqueología emeritense logra en las Termas de Diocleciano en Roma a principios del siglo XX.

En suma, y como objetivo final querríamos reforzar con este proyecto la memoria identitaria de esta Comunidad a través del patrimonio arqueológico ausente, de manera que se tome conciencia de cuál ha sido su historia global, no sólo como objetos arqueológicos sino también como elementos sociales de la historia de Extremadura.